La ciberdelincuencia evoluciona rápidamente, aprovechando Internet para maximizar beneficios, mientras la policía debe adaptarse a las nuevas tecnologías para combatirla.
Las formas tradicionales de delincuencia también han evolucionado. Las organizaciones delictivas utilizan cada vez más Internet con el fin de facilitar sus actividades y maximizar los beneficios en el menor tiempo posible. Estos delitos facilitados por medios electrónicos no son necesariamente nuevos –robo, fraude, juegos de azar ilícitos, venta de medicamentos falsificados– pero han adquirido una nueva dimensión en línea.
La ciberdelincuencia crece a un ritmo muy acelerado, con nuevas tendencias emergiendo continuamente. La policía debe por tanto mantenerse al día en las nuevas tecnologías, con el fin de comprender las posibilidades que crean para los delincuentes y su uso como herramientas para luchar contra la ciberdelincuencia.